El espárrago es sin duda el alimento de la primavera, pese a que en las tierras bañadas por el Mediterráneo, su uso más habitual históricamente hablando, ha sido el de “seto” para delimitar las parcelas de los agricultores ya que posee una planta muy enmarañada, para mi es sin duda un auténtico manjar. Es una planta herbácea perenne, de follaje muy ramificado y aspecto plumoso. Su cultivo dura bastante tiempo en el suelo, del orden de 8 a 10 años, desde el punto de vista de vida económica rentable. La planta de espárrago está formada por tallos aéreos ramificados y una parte subterránea constituida por raíces y yemas, que es lo que se denomina comúnmente “garra”. De los brotes jóvenes se obtienen las verduras conocidas como espárragos. Sin duda, si hay que destacar una cualidad de los espárragos esa es su propiedad rejuvenecedora. Es junto a la remolacha roja, un vegetal cuyo consumo puede mantener la juventud durante más tiempo. Esta propiedad viene aportada por la presencia de ácido del cual el espárrago es una de las plantas que posee en más cantidad. Esta vitamina contribuye a la creación de células nuevas y también, junto con el hierro, en la producción de glóbulos rojos.Otro de los elementos rejuvenecedores de los espárragos es su riqueza en zinc, muy importante para la buena salud del cerebro y como elemento que incrementa la fertilidad y la potencia.Para aprovecharnos de estas propiedades sería conveniente comer este alimento crudo o cocido a baja temperatura. Esto es posible si se rayan los espárragos y se toman en laminas delgadas en ensalada, o bien si se cuecen al vapor durante 5-8 minutos. Aunque como me gustan realmente son simplemente a la plancha y con un poco de sal por encima, lo dicho, un auténtico manjar.