
La espelta es uno de los cereales más antiguo que se conocen. A lo largo del tiempo no ha sufrido hibridaciones. Hoy en día es uno de los cereales más demandados y su producción es muy escasa en comparación a la demanda. Los mayores productores de Espelta son Francia y algunos países del Este.
La espelta soporta muy bien el frío y la falta de agua, se adapta a climas adversos y a terrenos que son no aptos para otros cereales.
La espelta tiene un contenido muy bajo en gluten, es por eso que los panes producidos con espelta suelen ser más digestivos, y es también un factor que deben de tener en cuenta los celiácos.
El pan de espelta, es muy rico en fibra, contiene muchos minerales y es más rico en vitaminas que el trigo común. Los minerales que contiene la espelta son: sodio, potasio, calcio, fósforo, azufre, hierro, zinc, silicio y magnesio.
En cuanto a las vitaminas que encontramos en la espelta, proporciona más variedad de vitaminas del grupo B que el trigo común. La espelta contiene los 8 aminoácidos esenciales que necesita el organismo diariamente. Al contener vitamina B2, estos aminoácidos son mejor metabolizados por el organismo. La asimilación de sus nutrientes por el organismo es excepcional ya que no ha sufrido las múltiples hibridaciones y mejoras del trigo común.
Cuando trabajemos con harina de espelta hay que tener en cuenta que es más soluble en agua que la de trigo común por eso te recomendamos usar tres cuartos de la cantidad de líquido que usarías en una receta con trigo normal, empieza por esa cantidad y ve añadiendo liquido poco a poco hasta lograr la consistencia adecuada.
El gluten de la harina de espelta es más frágil que el del trigo, por tanto cuando hagamos pan con harina de espelta tendremos que ser más suaves en el amasado y no pasarnos amasando. Ten también en cuenta que los panes de espelta suben menos en el horno que los panes de trigo
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